Hace ya cuatro décadas que se abrió el primer centro ocupacional para personas con discapacidad intelectual en España pero, a pesar de todo este tiempo, aún se hace difícil articular una definición común que nos ayude a contar qué es lo que sucede dentro de él. Parece que el significado de qué es un centro ocupacional todavía no está al alcance de la mayoría y esta ausencia de significado es un problema, porque una sociedad no puede defender la existencia de aquello que desconoce.
Desde sus orígenes, el COFOIL (Centro Ocupacional de Formación, Oportunidades e Inserción Laboral) ha sido objeto de debate por la ambigüedad a la hora de definir su función más básica: por un lado, el COFOIL ha significado un centro de atención diurna donde experimentar actividades con fines terapéuticos y rehabilitadores; por otra parte, se ha comprendido como un espacio de formación y una vía de acceso al empleo.
Hoy parece que el recorrido del debate ha calado lo suficiente como para responder a las preguntas que han generado cierta confusión en el pasado: ¿son los centros ocupacionales un medio o un fin en sí mismos? ¿Pueden acaso convertirse en ambos? Nosotras creemos que sí, que un COFOIL no debería ser aquel lugar del pasado destinado únicamente a entretener el día a día de nuestros seres queridos, sino un lugar de paso donde impulsar sus perspectivas de futuro.
La importancia de los centros ocupacionales no sólo reside en su capacidad de promover el acceso al empleo, sino en estimular la autonomía de cada persona para que pueda afrontar con mayor facilidad las condiciones del día a día. Un COFOIL es más que una oportunidad de encontrar trabajo (que no es poco), es una herramienta de apoyo para que las personas adultas con discapacidad intelectual o del desarrollo puedan desarrollar una vida independiente y desenvolverse en su comunidad.
A través de la última campaña de Plena Inclusión Madrid, «Centrados en ti», algunas entidades de la Comunidad de Madrid nos hemos sumado al ejercicio de informar sobre los servicios que ofrecemos en nuestros centros ocupacionales; un ejercicio que no sólo es necesario para que las personas con discapacidad intelectual y sus familias descubran los apoyos que pueden encontrar en nosotras, también es una oportunidad para sensibilizar a la Administración y a la sociedad en general sobre la necesidad de seguir procurando esos apoyos.
En nuestro centro llevamos más de tres décadas dando alas a los proyectos de vida de las personas que acompañamos y sus familias, y con la misma energía entusiasta de nuestros orígenes seguimos ampliando las oportunidades de un proyecto que se encuentra en pleno proceso de renovación, ofreciendo nuevas respuestas a las preguntas del pasado. Quizás lo mejor de todo es que nunca encontremos una definición lo suficientemente cómoda para describir el trabajo de un centro ocupacional; quizás lo más valioso de nuestro trabajo consista en no dejar de pensar juntas en la actividad que se realiza dentro de él.