Parecía que en la Fundación Alas no iba a haber mercadillo de Navidad este año. Al final la hemos liado a lo grande.
Este año las limitaciones que acompañan a esta «nueva normalidad» han impedido hacer la fiesta ya tradicional del mercadillo navideño de la Fundación. Cada diciembre celebramos un mercadillo solidario como excusa para juntarnos las profesionales, las familias y las personas a las que acompañamos. Pero las fiestas han dejado de tener sentido por un tiempo, o al menos ahora se hacen de otra manera. Este año no celebramos con abrazos, lo hacemos desde la distancia.
La idea de hacer un mercadillo online ha sido una excusa para unirnos, aunque sea virtualmente. El centro permanece cerrado a familiares y amigos, y las personas con discapacidad continúan respetando la separación con sus compañeras, dejando un espacio ausente que antes era ocupado por risas constantes, charlas fantasiosas y muestras de afecto. A pesar de todo, se siguen escuchando carcajadas al final del pasillo y los abrazos, en lugar de darse, se dicen. Para dar cuenta de ello hemos grabado una película casera, que retrata la cotidianidad de la Fundación y permite acercar la intimidad del día a día a nuestros seres queridos.
La película cuenta la historia del proceso de creación del mercadillo, desde su planificación hasta su apertura; un proceso colectivo en el que hemos intervenido todas con un objetivo común: divertirnos, contar que todo va bien y recaudar fondos para
continuar implementando medidas preventivas que nos ayuden a sobrellevar la situación que se ha derivado de la COVID-19.
Este mercadillo es nuestra forma de celebrar una Navidad excepcional y demostrar que seguimos adelante: que, a pesar de la crisis que venga, seguiremos tratando de construir un mundo mejor, un mundo inclusivo que defienda los derechos de las personas con discapacidad